Mis inicios como docente se remontan desde cuando tenía 17 años, haciendo talleres desde una forma intuitiva. Luego estudié Bellas artes y más tarde Pedagogía en Educación y Bellas artes, en ese momento sentí que adquiría tanto las herramientas prácticas como teóricas para ser una, “ buena” profesora, pero en el ejercicio, me di cuenta que faltaba algo más y decidí estudiar arte terapia, ya que necesitaba concebir al estudiante como cuerpo y alma, es decir, ese niño que creaba no sólo pensaba, sino que sentía al estar creando y es allí donde he centrado mi inquietud como profesora de arte.

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Intento enseñar no sólo técnicas, sino a vivir el arte a través de las emociones que cada estudiante o persona que asista a alguna de mis clases o talleres pueda ser capaz de experienciar en el proceso creativo. Creo firmemente que la educación se gesta desde una triada muy importante, primeramente en el compromiso de los padres que tengan tanto en casa como en el colegio, el compromiso de los profesores al enseñar y en el goce del alumno al hacer, luego el aprendizaje viene por sí sólo de una forma natural.